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Joaquín Balaguer

  • arcangelrafael1111
  • 15 sept
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 15 sept

Historias Interesantes Reveladas

¿Dictador genocida o padre de la democracia?
Introducción
La historia oficial presenta a Joaquín Balaguer como un estadista visionario, el “padre de la democracia dominicana”. Pero, si escarbamos más allá de la propaganda, encontramos un personaje oscuro, frío, silencioso, con mentalidad de espía, cuya función principal fue servir como pieza estratégica de la CIA y de Washington para mantener a la República Dominicana bajo control en plena Guerra Fría.
Lejos de ser el hombre tímido y poético que aparentaba, Balaguer fue en realidad el instrumento perfecto: alguien que nunca expresaba sus pensamientos, calculador, hermético, capaz de disfrazar la continuidad de la dictadura con un barniz de democracia.
 Balaguer bajo Trujillo: la pieza infiltrada
La versión oficial asegura que Balaguer se ganó la confianza de Trujillo por su servilismo y su docilidad. Sin embargo, desde otra perspectiva, todo apunta a que fue colocado deliberadamente cerca del dictador por la CIA.
  • Su personalidad de “espía”, siempre medido y sin opiniones claras, era ideal para ese rol.

  • Mientras Trujillo gobernaba con puño de hierro, Balaguer se entrenaba en silencio para cumplir una misión mayor: convertirse en el garante de los intereses de EE.UU. tras la caída del “Jefe”.

  • Su ascenso a cargos claves (vicepresidente, canciller, presidente títere) no fue mera casualidad, sino parte de una estrategia de infiltración a largo plazo.


 El asesinato de Trujillo y la transición controlada
En 1961, Trujillo es asesinado en una emboscada auspiciada por la CIA, incluso facilitando armas a los conjurados, después de que ordenó el asesinato de las Mirabal para incentivar la conjura interna. Tras su muerte, ¿quién aparece como figura de transición? Balaguer, el hombre “neutral”, el literato sin pasiones.
Pero la verdad era otra:
  • Balaguer era el rostro que la CIA necesitaba para evitar que el nacionalismo dominicano tomara fuerza en un momento de vacío de poder.

  • Su rol consistía en mantener a los trujillistas moderados bajo control, mientras EE.UU. ajustaba la transición hacia un modelo más manejable: la dictadura encubierta con fachada democrática.


 1965: Revolución de Abril y la invasión estadounidense
El pueblo dominicano se levantó en armas para exigir el regreso de Juan Bosch y un proyecto nacionalista. Fue un momento clave:
  • Miles de jóvenes, militares y civiles se movilizaron con valentía.

  • La respuesta de EE.UU. fue brutal: una invasión con 42,000 marines para sofocar la insurrección.

En este escenario, la CIA desempolva a Balaguer, quien reaparece como el candidato confiable de Washington. Su misión era clara: detener cualquier posibilidad de un proyecto nacionalista, encubriéndolo con elecciones amañadas.
 1966: La “democracia dirigida”
Las elecciones de 1966 fueron todo menos libres. La CIA y el ejército garantizaron el triunfo de Balaguer sobre Bosch. Desde ese momento, el régimen balaguerista se convirtió en:
  • Un gobierno títere al servicio de Washington.

  • Un aparato represivo contra movimientos nacionalistas existentes compuestos por la juventud, campesinos y estudiantes.

  • Una dictadura disfrazada, donde se asesinaban miles de opositores mientras se celebraban elecciones cada cuatro años.

Balaguer se vendía como poeta y demócrata, pero en la práctica dirigía un Estado genocida, con desapariciones, persecuciones y una represión sistemática.
 El modus operandi del espía

Lo que caracterizaba a Balaguer era su hermetismo absoluto.

  • Nunca revelaba sus pensamientos.

  • Calculaba cada palabra, cada gesto, como un agente entrenado.

  • Su frialdad lo hacía impredecible, pero también perfecto para el rol que la CIA necesitaba: un hombre que jamás permitiría que el nacionalismo dominicano saliera adelante.

Esta personalidad, lejos de ser producto de timidez, encaja más con la formación y disciplina de un agente de inteligencia.
 ¿Genocida o demócrata?
Los defensores de Balaguer lo presentan como un “padre de la democracia”, un hombre que dio estabilidad al país durante décadas.Pero los hechos muestran otra cara:
  • Genocida: miles de dominicanos nacionalistas fueron asesinados o perseguidos bajo su régimen.

  • Títere de la CIA: su permanencia en el poder (1966–1978 y 1986–1996) siempre coincidió con los intereses de Washington en la región. Excepto la haitianización del país.

  • Enterrador del nacionalismo: cada intento popular por levantar un proyecto soberano fue aplastado bajo su mando.

En realidad, Balaguer fue el administrador colonial de la Guerra Fría, un dictador con máscara democrática que garantizó la sumisión del país al imperio.
 Conclusión
Joaquín Balaguer no fue ni el tímido poeta ni el gran demócrata que muchos celebran. Fue un operador político de la CIA, colocado desde joven cerca de Trujillo para garantizar la continuidad del dominio extranjero en República Dominicana.
Su legado no es la democracia, sino la perpetuación del colonialismo disfrazado, el genocidio político y social de generaciones enteras, y la frustración de un pueblo que pudo ser libre, pero fue engañado por un “espía silencioso” al servicio del imperio.
 La pregunta del título tiene respuesta:Balaguer fue un dictador genocida disfrazado de padre de la democracia.

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